
Amanda trabaja como secretaria en una revista donde está rodeada de grandes amigos; disfruta con lo que hace pero, los verdaderos momentos en los que se evade, es cuando coge un buen crucigrama y lo intenta resolver de camino a su casa, en el metro.
Es en uno de esos traslados cuando nuestra protagonista conocerá a alguien especial.
David, un informático, con cara a lo Brad Pitt, le ayudará a solucionar los huecos en blanco que puedan quedar sin resolver en el crucigrama de esa chica que le ha quitado la respiración.
Será una atracción mutua, donde cada uno tendrá que aprender a confiar en el otro, y dónde la velocidad de sus sentimientos les arrastrará a una vorágine de emociones que llegarán hasta el mismo
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