Sentenciada a muerte, Jaqueline nunca esperó ser rescatada de su inmunda celda por un insólito visitante, un hombre cuyo disfraz encubría a un devastadoramente atractivo Agente Británico. Le llamaban el “Príncipe Negro”, y para salvar a los injustamente condenados, corría espeluznantes riesgos, deslizándose dentro y fuera de salas de justicia y prisiones, desafiando descaradamente la amenaza de captura y muerte.
El temerario espía intentaba decirse a sí mismo que Jaqueline era solo otra prisionera que conducir a la seguridad. Sin embargo había algo en su fiera dignidad, en su implacable sentido del honor, en su inquebrantable espíritu que le hacía desear no dejarla marchar nunca... Ahora ambos están huyendo, y durante el tiempo que él estuvo allí para protegerla, ella se sintió extrañamente segura..
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