
Chara odiaba a los hombres como Quentin, el director de cine. Elegante, mundano, autoritario. Él la trataba como a su mujer, con aires de dueño de nacimiento. Ella intentó resistir, pero sus ojos de color de cuarzo le rompieron la defensas.
A ello se agregó un poco de chantaje, y su destino estaba sellado. Ella fue una novia ansiosa de recibir los besos de su odiado marido.
Adoraba el lujo decadente y tantos placeres que jamás había conocido. ¿Cómo podía haber sido seducida tan fácilmente? Ella podía viajar por el mundo, encontrar fama y éxito, pero no podía escapar de él.
Tal vez ella había perdido el corazón y el alma, consumidos por el fuego que los amenazaba a ambos.
biblioteca 2
No hay comentarios:
Publicar un comentario