Beth había abandonado su hogar y estaba convencida de que fue un milagro que Adam Morrow se hallara en el lugar del accidente. Aún no podía creer el cambio que comenzó a sufrir su vida desde ese momento, y todavía varias preguntas la atormentaban.
¿Por qué ese hombre estaba tan preocupado por lo que pudiera ocurrirle? ¿Y por qué ella lo evitaba? Beth sabía las respuestas, pero jamás las aceptaría, pues no tenía la menor duda de que las intenciones nobles muchas veces son peligrosas… y que la compasión está a un paso del amor.
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